Mis primeros pasos (I)
>> jueves, 27 de agosto de 2009
El ligar es un arte.
Yo, a pesar de no tener inhibiciones, ni tabúes, ni verguenzas, y tener un cierto atractivo físico, pues, de ligar, no tenía la más remota idea. Además, con la sinceridad que me caracterizaba (y sigue caracterizando), era capaz de ir directamente a la chica que me gustaba y decirle: me gustas, te vienes a casa? No, nena, no son formas, me aclaró mi carmela.
- Hoy tú mojas.
- Pues, como no moje contigo…
- Que hablo en serio.
- Y yo, cariño, y yo.
De esto hace ya unos 6 años. Esa noche, salimos de marcha, mi carmela, rocío y yo. Rocío iba como apoyo logístico, porque, ambas, habían llegado a la conclusión de que yo ligaba esta noche.
- Si te hace falta.
- Sí, y yo estoy de acuerdo contigo, pero no tengo ni la más remota idea de cómo se hace. Hasta ahora, me han ligado.
- Pues mal hecho, eso es de las cosas más importantes de la vida.
Entramos en el primer pub.
- Cómo ves al ganao?
- Pues, hay alguna que no está mal.
- A ver si te me vas a poner tiquis miquis, mira que estamos hablando del rollo de una noche.
- Joder, vale. Aquella que tenemos enfrente. Qué te parece a ti?
- No está mal, ve a decirle algo.
Como la inepta total que era, fui, y le dije algo.
- Qué le has dicho?
- Le he preguntado cómo se llama.
- El colmo de la originalidad.
- Y qué quieres?, no me has dicho qué tenía que decir.
- Esto va a costar. Que sepas que ni rocío ni yo nos separaremos de ti un palmo esta noche hasta que no te lleves a una tía a la cama.
- Y qué he hecho yo para merecer ese “favor”?
- Es que te queremos, cielo.
- Joderrrrr.
Ella se llamaba susana. Aunque nosotras la llamamos Hulk. Era culturista. Muy culturista. De mi altura, pero tenía unos hombros que me ocupaban todo el campo visual. No estaba mal, pero daba un poco de miedito.
- Carmela, por el amor de dios, no le metas mano a la Hulk mientras hablo con ella que me va a hacer una desgraciá.
- Cielo, el ligar conlleva acercamiento físico.
- Sí, si de eso mismo te hablaba yo.
Carmela quedaba a mi izquierda, rocío, a mi derecha. Ambas estaban de espaldas a nosotras, y aquello estaba lleno de gente. Así, Hulk, no sabía que eran las manos de ambas las que andaban por su anatomía. Pensaba, en su sana inocencia, que eran las mías.
- Tiene un buen culo Hulk.
- Carmela, quitale las manos del culo que me va a matar.
- Pues le debes gustar, porque rocío le acaba de rozar el coño y ni se ha inmutado.
- Y porqué no vais a echar un polvo con alguien o algo?
- Nos lo agradecerás, cariño, ya verás.
Por otro lado, mis avances en la charla con Hulk no estaban dando mucho resultado.
- Qué te dice la Hulk?
- Es pelín lerda, pero.., vale, vale, no me pondré melindrosa.
- Eso.
- Dice que busca el amor de su vida.
- Coño, y tiene que buscarlo esta noche?
- Ya, si yo le he hablado de destino y todo ya.
- Y ella que ha dicho?
- Que sí, que ella eso del destino lo ha visto mucho en las pelis de amor. Y, también en las de Van Dam, que son las otras que ve.
- Anda que has tenido un ojo tu…
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