Yo era muy joven.
El mundo era ya muy viejo. De todas formas, hace ya mucho tiempo que el mundo es muy viejo.
- Cariño, cómo me ves hoy?
- Como siempre, cielo, preciosa.
Ella era Vanesa. Un travelo de la alameda. Uno de tantos.
Yo, trabajaba por aquel entonces en una sandwichería. Mi trabajo consistía en hacer y servir sandwiches y zumos a un elenco formado por: prostitutas, chaperos, proxenetas, puteros, drogatas, y fauna similar.
Posiblemente, en la mayoría de los casos, lo más sano que se llevaban al cuerpo eran los sandwiches y zumos naturales de frutas que yo les hacía.
- Cari, es que, hoy, se me ha olvidado ponerme las tetas.
- Chica, pues, porque tú lo dices, porque no te había notado nada.
- En serio? Pues mira.
Entonces Vanesa, tan natural como te enseña un grano, se levanta la camiseta, en mitad de la barra, y me enseña dos pechos de mujer, muy pequeños y muy bonitos, en medio de un torso de hombre.
- Tienes unas tetas preciosas, Vane.
- Tú crees? No sé, cari, son las hormonas, sabes? Aunque yo, cuando voy a trabajar, como ahora, me gusta ponerme relleno, a los tíos les gusta más. Pero, chica, es que he salido corriendo y se me ha pasado.
Conocía a Vanesa hacía pocos meses. No era muy habladora. A veces, venía con algún cliente. Aunque ella solía pasarse a cenar conmigo antes de empezar a trabajar.
- Es que yo soy una señora, sabes?
- Claro, cielo.
- No, lo digo en serio.
- Y yo.
- Yo, de diario, me visto con falda larga, con poco escote, discreta, sabes? a mí me gusta ir discreta. Y poco pintada. A mi novio le gusta así.
- Ah, tienes novio.
- Sí.
Tenía una bonita sonrisa Vanesa.
- Y él qué piensa de tu trabajo?
- No le gusta mucho, claro, pero, en fin, es lo que hay. Es que él no encuentra trabajo, sabes?
- Ah.
- Oye, y qué piensa tu novio de que tengas pene?
- De mi polla, no?
- Sí eso.
- Pues, verás, pensé en operarme. Pero claro, entonces, porqué iba a estar conmigo si yo le pudiera dar lo mismo que cualquier otra mujer? Yo creo que está conmigo porque yo soy distinta.
Vanesa era un travelo. De lejos y de cerca. Conocí muchos travelos. Algunos de ellos hubiera jurado por mi madre que eran tías. No era el caso de Vanesa.
- Además, cari, lo mío es por trabajo, sabes? a los tíos les pone que tenga polla. Ahí donde los ves, todos heteros y casados y con hijos, son unos cerdos. Les pone chuparme la polla o que les dé por el culo. Ya ves.
Dejé de ver a Vanesa, al igual que a todos mis conocidos del mundillo cuando dejé el trabajo. Supongo que seguirá manteniendo al novio. Supongo que ya habrá ahorrado para ponerse tetas. Supongo que seguirá teniendo polla. Y, eso lo espero, que no haya pillado algo chungo y que siga viviendo como su corazón le dicte.
Yo que la conocí, sí, es toda una señora.
Read more...