Jueves
>> domingo, 26 de julio de 2009
- Llámalo follar.
- Lo llamaré como yo quiera. Sabes que hoy mando yo.
Me ataste a la cama. De espaldas. Así no me verás, dijiste. Podemos usar nuestro antifaz, dije yo. No. Cerrarás los ojos. Sé que lo harás. Y permanecerás así. No sabrás si soy yo. Podría ser cualquier otra, no crees?
No, no creo. Llegaste a mi vida un jueves. Me gusta mandar. A mí también, dije yo. Quieres que nos alternemos? Los jueves yo, decías mientras señalabas con tu dedo el calendario del movil. Qué puedo decir? Teniendo en cuenta que es jueves y mandas tú, sólo puedo decirte sí. Tú sonreiste. Nos vamos a llevar bien.
Siempre fue jueves. Siempre mandaste tú. O, tal vez, para mí, todos los días a partir de aquel, se llamaron jueves.
Te acercaste a mí por detrás. Tus pechos rozaban mi espalda. Tu lengua recorría mi piel. Me mordías. A veces fuerte. A veces, apenas una caricia. Llegaste a mi oído.
- Dime que me quieres, pediste.
- Te quiero.
No te miré, pero sé que sonreiste. Eso quieres. Quieres que me salte mis reglas. Que juegue a quererte. Yo, que sólo quería follarte. Sólo quería.
Tú no me ves, porque estoy de espaldas. Por eso empiezo a llorar. Sé que tú pensarás que mis sollozos son gemidos. Y yo pienso que es absurdo. Que sufro por no querer quererte. Y que me duele cada “te quiero” que te digo, cuando jugamos al amor.
- Lo llamaré como yo quiera. Sabes que hoy mando yo.
Me ataste a la cama. De espaldas. Así no me verás, dijiste. Podemos usar nuestro antifaz, dije yo. No. Cerrarás los ojos. Sé que lo harás. Y permanecerás así. No sabrás si soy yo. Podría ser cualquier otra, no crees?
No, no creo. Llegaste a mi vida un jueves. Me gusta mandar. A mí también, dije yo. Quieres que nos alternemos? Los jueves yo, decías mientras señalabas con tu dedo el calendario del movil. Qué puedo decir? Teniendo en cuenta que es jueves y mandas tú, sólo puedo decirte sí. Tú sonreiste. Nos vamos a llevar bien.
Siempre fue jueves. Siempre mandaste tú. O, tal vez, para mí, todos los días a partir de aquel, se llamaron jueves.
Te acercaste a mí por detrás. Tus pechos rozaban mi espalda. Tu lengua recorría mi piel. Me mordías. A veces fuerte. A veces, apenas una caricia. Llegaste a mi oído.
- Dime que me quieres, pediste.
- Te quiero.
No te miré, pero sé que sonreiste. Eso quieres. Quieres que me salte mis reglas. Que juegue a quererte. Yo, que sólo quería follarte. Sólo quería.
Tú no me ves, porque estoy de espaldas. Por eso empiezo a llorar. Sé que tú pensarás que mis sollozos son gemidos. Y yo pienso que es absurdo. Que sufro por no querer quererte. Y que me duele cada “te quiero” que te digo, cuando jugamos al amor.
8 comentarios :
ese juego ( el de no querer, queriendo) es bastante común...tenemos tanto miedo que nos hagan daño, que no queremos entregarnos...
besitos.
Me gusta cómo escribes.
Besos!
Me estremesió este escrito.
Un abrazo Candela.
Fidji
Zayi: Yo soy bastante kamikaze para estas cosas, pero quise meterme en una piel que no era mía para contaros qué se sentía desde allí.
Esperada: Gracias, guapa.
Fidji: Es vuestra emoción la que me alimenta a mí, querido fantasma.
Besos, chicas.
que pena. Me trae recuerdos de algun momento vivido por mi en ese relato.
lastima que siempre uno de los dos sale perdiendo. Asi es la vida no mas.
Buen relato, me encanto, saludos
Bienvenido, fantasma de nombre impronunciable.
Besos.
depende las experiencias vividas hay gente q le cuesta entregarse al amor.
no hay que desistir a pesar de esas malas experiencias... xq el amor existeeee! jejeje.
una vez mas gracias por escribir tan bien.
un besazo guapa!
Eres toda una romántica, querida fantasma.
Besos, guapa.
Publicar un comentario