Trocitos de mí
>> miércoles, 8 de julio de 2009
Hay algunos trocitos de mí que son los que os enseño.
Otros, exhibicionistas, son los que, orgullosos, se me escapan cuando hablo. Enseñan el culo asomándose entre las letras que escribo y se carcajean de mi intimidad.
Otros, los discretos, permanecen en segundo plano, no sé si por voluntad propia o persuadidos por los exhibicionistas, y convencidos en la conveniencia de su silencio pasan como de puntillas, sin que apenas nadie repare en ellos, como los besos de la costumbre.
Otros, los que no están y, aún así, yo me creo que tengo, dificilmente pueden hacer nada, pero, y estos son los mas curiosos, se empeñan en hacerse notar, y entonces me convierto en un vendedor de humo.
Luego están los que sólo ven las personas que me quieren. Estos son los que más me gustan. Más que nada, por inesperados.
Y los que ven los que no me quieren, estos, pican un poco, aunque se suele curar con un beso.
Algunos días, aún me asombra alguno nuevo, o viejo, pero recién descubierto, al que no dudo en ponerle nombre, y pedirle, por favor, que se quede.
Otros, exhibicionistas, son los que, orgullosos, se me escapan cuando hablo. Enseñan el culo asomándose entre las letras que escribo y se carcajean de mi intimidad.
Otros, los discretos, permanecen en segundo plano, no sé si por voluntad propia o persuadidos por los exhibicionistas, y convencidos en la conveniencia de su silencio pasan como de puntillas, sin que apenas nadie repare en ellos, como los besos de la costumbre.
Otros, los que no están y, aún así, yo me creo que tengo, dificilmente pueden hacer nada, pero, y estos son los mas curiosos, se empeñan en hacerse notar, y entonces me convierto en un vendedor de humo.
Luego están los que sólo ven las personas que me quieren. Estos son los que más me gustan. Más que nada, por inesperados.
Y los que ven los que no me quieren, estos, pican un poco, aunque se suele curar con un beso.
Algunos días, aún me asombra alguno nuevo, o viejo, pero recién descubierto, al que no dudo en ponerle nombre, y pedirle, por favor, que se quede.
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Besos, queridos fantasmas.
4 comentarios :
A mi también me gustan esos trocitos que ven sólo aquell@s que te quieren, suelen ser pequeños pero relucientes regalos que nos dan otra perspectiva de nosotros mismos. He recibido esos regalos contadas veces y se de lo que hablo. A éstos es inevitable rogarles que se queden.
Besos, cielito, deseo que estés bien.
Sí, esos son justo los más hermosos. Besos. Estoy bien.
Me gustó mucho, mucho este post
besos
Gracias Sandra.
Besos.
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