Letras en el Sahara, nace en la red y desemboca en el desierto

El cazador

>>  jueves, 10 de septiembre de 2009



Normal su cara. Normal su casa y su familia, al igual que su trabajo y su coche, un monovolumen de lo más normal.
Normal su traje de oficinista aburrido.
Normal su jefe de mala sangre estándar, tan normal, que más que despreciable resultaba patético.
Normales sus amigos de toda la vida.
Normales sus compañeros de trabajo, con los que compartía cafés, alguna cerveza y ninguna confidencia.
Normal su sexo, que dudaba siquiera de lo que él hacía, cada vez menos ya, pudiera acaso llamarse sexo.

Algunas noches, bajaba a las ramblas.

- Ramón, cariño, ya te echaba de menos, le decía la negra.
- Hola negra, hay algo para mí?, decía él.
- Hay una muy jovencita, de las que a ti te gustan, esa rubia que anda por allí.
- Cuántos?
- 15.
- Seguro, negra? Mira que la última vez me tangaste.
- Cariño, yo a ti no te engañaría nunca.
- Gracias, negra. Y le metía 20 euros en las tetas, porque la negra siempre tenía para él lo que él buscaba.

Ramón tenía una agenda de piel marrón, en la caja de seguridad de un banco, donde le gustaba escribir el nombre de todas las niñas con las que había estado. Llevaba años escribiendo nombres. No solo nombres. Le gustaba llevarse un recuerdo: un mechón de pelo, un colgante, un anillo, unas bragas. Algunas veces, se llevaba algo más, pero sólo era cuando la normalidad le quitaba el aire, y él, desesperado, buscaba un hueco para respirar.

Esas veces, encontraban a una niña en la calle, nadie supo cómo, nadie supo quién. Algún sádico, decían.

Él atesoraba cada una de esas veces, cerca, muy cerca, de su corazón.



La niña rubia le gustaba. Mucho. Quizás, esta noche sería una de sus noches especiales. Quizás, también, habría llegado el momento de prescindir para siempre de los servicios de la negra.

7 comentarios :

Eowáthiel 10 de septiembre de 2009, 20:23  

Ay, las apariencias...fíate tú de los oficinistas "normales".

Últimamente escribes sobre gente muy mala >.<

Muack!

3rn3st0 10 de septiembre de 2009, 21:44  

En poco tiempo veremos al susodicho en alguna de esas capturas coordinadas que hace la Interpol en varios países a la vez sobre esos animales...

Un texto muy bien redactado, de hecho es bastante deprimente imaginar todo lo que describes y saber que es tan real como que jamás podremos erradicar el hambre en el mundo.

Saludos desde Venezuela :-)

Neogeminis Mónica Frau 11 de septiembre de 2009, 4:39  

Me has hecho indignar de solo imaginarlo. Quisiera que fuera tan fácil atraparlos...asquerosos.


un abrazo.

Candela 11 de septiembre de 2009, 18:39  

Eo: Sí, tienes razón, estoy algo salvaje eligiendo temas y personajes ;-)

Ernesto: Uf, algún día escribiré una historia sobre mi visión del hambre en el mundo. Creo que es la injusticia más salvaje a la que nos enfrentamos todos. Una lacra que alimenta a este mundo de comodidades en el que vivimos algunos.

Neo: Son los peores criminales, Neo. Ojalá los demás pudiéramos hacer bastante más y ellos bastante menos.

Besos a todos, chicos.

Anónimo ,  11 de septiembre de 2009, 20:34  

Las más oscuras personalidad se esconden tras las más normales apariencias.

Un beso!!!!

Javier 11 de septiembre de 2009, 21:00  

Líbrame de las aguas mansas que de las bravas ya me ocupo yo.

Candela 13 de septiembre de 2009, 0:44  

Alury: Sí, estoy convencida de que es así.

Javier: Hola guapo. Qué filósofo te veo hoy.

Besos a ambos, chicos.

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