Reflexiones sobre mis gafas nuevas

Hace unos días que tengo mis gafas nuevas. Veo genial. Supongo que os parecerá normal. Pues a mí no. Ya que el oculista apenas me miró a los ojos y sí mucho a las tetas. Lo cual, me lleva, después de un buen rato de intensivas cavilaciones y ejercicios de introspección, a las siguientes conclusiones:

Conclusión 1: Mis tetas tienen la misma graduación que mis ojos. Esto quizás no sea tan sorprendente, si pensamos en el cuerpo como un todo, como nos enseña la filosofía oriental. En cualquier caso, lo sorprendente para mí ha sido no percatarme hasta ahora.

Conclusión 2: La próxima vez que vaya a graduarme la vista, iré con escote, de nuevo. Imprescindible, ya que sé a lo que voy, que hasta ahora iba en la más absoluta de las ignorancias, me buscaré a una oculista guapa, y le diré que se deje de coñas con lo de las letritas, y que me vaya mirando el escote. No sé si entenderá ;-)

Conclusión 3: Los ginecólogos son unos salidos. Porque digo yo, si da igual diagnosticarte mirándote una oreja o un diente, a qué viene eso de diagnosticarte mirándote el coño. Vicio. Vamos, que a mí no me parece mal, que yo lo entiendo, pero nos llevan engañando toda la vida.

Conclusión 4: Todas las ginecólogas entienden. Si es que no podría ser de otra forma. A qué si no viene una tía con bata blanca (con el morbo que tienen las batas) y te dice: quítate las bragas. Lesbiana. Fijo.

Creo que lo dejaré aquí porque son demasiadas conclusiones por hoy para irlas asimilando todas.



Qué pensáis vosotros, queridos fantasmas?

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Tipos de Mujer

Empiezo este post disculpándome. Sí, porque creo que a los fantasmas femeninos no les va a gustar demasiado. A los fantasmas masculinos les va a encantar. En fin, si os ofendo, queridos fantasmas, no ha sido mi intención, mi intención ha sido plasmar lo que he aprendido en mi bonito periplo por la vida.

Este post pretende una clasificación de las mujeres según el tipo de relaciones sexuales que establecen. O no. Bien, vamos a ello:

Tipo 1: Puta: Esta mujer disfruta con el sexo. Es directa. Te hace creer que te va a follar. Y te folla. Y lo hace de puta madre. Y si te vuelve a ver, te volverá a follar de puta madre. Personalmente, este tipo de mujer es mi mujer ideal.

Tipo 2: Hija de Puta. Esta mujer disfruta más jodiéndote que follándote. Te hace creer que te va a follar. Te permite que la beses (un poco, sin pasarse), se te refriega como quien no quiere la cosa, queda contigo para un café y... te das cuenta de que era sólo para un café. Y vuelve a quedar contigo para un café, y tú dices, coño, de esta no pasa, pues, no, ciertamente, no pasa, además del café, te llevas un calentón mayor que el primero. Le encanta pensar que te masturbas pensando en ella. Y te dice que quiere ser tu amiga. O que esperemos un tiempo a ver que pasa… Eso, recordadlo bien, NO ES FOLLABLE. Así que, incautos fantasmas, pasad de las hijas de puta. Además de una pérdida de tiempo, el onanismo intensivo agota.

Tipo 3: Mix. Estas son las más interesantes. Unos días son putas y otros son hijas de puta. Lo divertido es que no sabes de qué humor están hoy. Y, si cuela, son muy putas, y eso es muy, pero que muy seductor. Estas enganchan. Son las más peligrosas. Y, qué voy a decir, a mí, personalmente, me encantan. Creo que me sacan mi lado maso.

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Tipo 4: Mistica. Quizás le guste el sexo. No se tienen noticias de eso ni de lo contrario. Pero sólo con amor. O sólo con mucho amor. O sólo si se siente amada. O sólo si se lo pides de forma romántica. O sólo si no lo llamas sexo. O sólo si... Queridos fantasmas, esta es DIFICILMENTE FOLLABLE, y, a no ser que tengáis una paciencia tendente al infinito, yo me dedicaría a otra cosita, y me pondría a buscar a una puta, que es lo suyo. (Nota: Este tipo ha sido incluído a petición de Una Mas. Besos, Una Mas).

Qué pensáis al respecto, queridos fantasmas?

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Orgullo en Sevilla

Queridos fantasmas, hoy se ha celebrado la primera fiesta del orgullo gay en Sevilla.
Y sí, ha sido toda una fiesta. Ahora mismo, deben estar en el concierto de Fangoria. Hasta la bola de gente. Una locura.
Os dejo algunas fotos que he tomado durante la cabalgata.




La chica del bikini, gogó, hetero y con novio. Un desperdicio...
Si no habéis venido este año, no pasa nada, se tiene pensado instaurarlo y repetirlo todos los años. Os espero.

Muchos besos.

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Mis sábanas

Mis sábanas, esta mañana, huelen a lavanda, a limon, a limpio y a espera.

Mis sábanas me conocen bien. Alguna vez han olido a miedo. Han conocido el áspero olor de la soledad. También han reído conmigo, porque la risa huele a sol y a esperanza, y han olido a ti que reías conmigo, porque la risa huele mejor compartida.

Olieron a ti, y también a ti, y también a mí, y entonces, al cerrar los ojos, era como si tú, y también tú me murmuráseis en sueños porque la vigilia no da para confidencias, y la noche y la desnudez invitan al arrullo.

Otras veces olieron a sexo, entonces no las mudé, como mandan las buenas costumbres, porque a mí las costumbres que me gustan son las que me conmueven, y nada me conmueve más que oler tu sexo, mezclado con el mío, y revivir el momento en que jugábamos a hacerlos uno.

También olieron a libertad, que suele ser el olor que me abraza, porque me gusta que me acaricie y me haga sentir viva, viva dentro del sueño, viva justo cuando el sueño se hace dueño de mí, y me abandono a él como me abandono a ti, porqué también tus caricias me recuerdan que existo.

Y alargo el momento entre el sueño y la vigilia, para olerte, para olerme, para que poco a poco la realidad vaya quedando lejos, y, solo queden, mis sábanas, su olor, y yo.


Besos, queridos fantasmas.

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A vosotros, mis fantasmas

Me gusta que vengas a verme. Me gusta que me leas. Me gusta que me cuentes.

La captura que encabeza este post, es el mapa de las últimas 500 visitas. Teniendo en cuenta que venís a verme una media de 150 fantasmas/día, son aproximadamente tres días lo que muestra este mapa.

Es impresionante que alguien de ¿australia? ¿finlandia? Venga a mi casa (que es la suya), me lea, y quizás, se sienta identificado con algo que yo diga, o me diga algo que me haga sentir. Y me mande un beso. O sólo lo piense. O sólo sonria. O se descargue una foto. O tenga una fantasía. O le comente a un amigo que leyó algo que le gustó. En alguno de los idiomas que vosotros, fantasmas, habláis.

Durante mi día, le toca el turno a la parte oriental del mapa. Sobretodo españa, algunos fantasmas europeos, y algunos, los sorprendentes, de países que yo no sabía que existieran.
Durante mi noche, a partir de la hora bruja, soys los occidentales los que venís a verme. América del norte y del sur, con toda su diversidad, con todo su misterio, con toda su diferencia, con todas sus similitudes, con toda la riqueza que todos los días me regaláis.

Este post está dedicado a todos vosotros, queridos fantasmas.

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Mis gafas nuevas

Siempre pensé que para graduarte la vista te miraban a los ojos.

- Esta misma graduación la tengo desde hace más de 15 años.
- Pues te la graduarían siendo una niña, no?

Empezaba bien.

Yo, llevaba camisa color tierra, entallada. Falda hasta la rodilla, roja, marcando la silueta, y unas sandalias de verano, con tacón, por supuesto, a juego con la camisa.
Él, la bata típica de oculista, y sus dos metros de altura. Pelo canoso que le hacía interesante y sonrisa igual de interesante. Una pena que no me gusten los hombres.

He decidido cambiar de gafas, porque las que tengo no me combinan con mi estilo. También porque me gusta la moda de gafas esas de pasta de formas cuadradas y con el marco negro. Creo que son suficientes razones absurdas para cambiar de gafas.
También hay una razón de lo más femenina. Cuando algo me agobia, que es el caso, me voy a la peluquería o me compro algo que me guste. La opción elegida en este caso fueron esas preciosas gafas de pasta.

- Y en qué dices que trabajas?
- Ingeniero.

Entonces me hizo un desarrollo teórico de mi graduación. En papel. Pensé que se estaba haciendo el interesante. Pensé que no quería hacerme un desarrollo de mi graduación, sino explicarme cómo le gustaría quitarme esa camisa que miraba tanto, bajarme poco a poco la falda y comprobar si hoy llevaba bragas. Claro que, él no sabía que yo no suelo llevar bragas. Tampoco sabría que hoy sí que llevaba bragas.

- Tienes una visión estupenda. Incluso por encima de lo normal.

La verdad, no sé si es fiable esta opinión, teniendo en cuenta que, objetivamente, mi visión deja algo que desear. Sigo pensando que me estaba valorando las tetas.

- Vas a usar mucho las gafas?
- Pues no, sólo para el trabajo, es que todo el día con el ordenador me marea.
- Pues bien, porque la verdad, apenas las necesitas.

Así que, esta tarde, tendré unas gafas fashion, negras, de pasta, con las patillas gris perla a juego, con una graduación que es muy pequeña porque tengo una vista superior a la normal (¿?), y que no sé si me servirán para ver mejor, pero que, estoy segura me quedarán de lo mas monas.

Una pena, me reitero, que no me gusten los hombres.

Besos, queridos fantasmas.

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Cosas que no quiero aprender

Algunas veces la vida te da una ostia en la cara.

Habéis recibido alguna vez una ostia en la cara? Te silvan los oídos. La mandíbula cruje. Se habrá roto? Piensas. Te duele. Te duele durante días seguidos. Y el dolor te hace recordar una y otra vez. Solo que no es una pesadilla, porque las pesadillas nunca tuvieron lugar.

Y sólo queda que pase el tiempo, que se cure el dolor o que se enquiste, que se transforme en miedo, y, también es posible aprender, aunque, desgraciadamente, lo único que se aprende de esto es que: a veces, la vida, te da una ostia en la cara.

Besos, queridos fantasmas.

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Solsticio de verano

La noche de San Juan, siempre fue una fiesta pagana. El fuego como elemento purificador. Me gustan los ritos paganos.

Cuando era pequeña, íbamos a la playa al caer la noche. Debíamos bañarnos justo a la media noche, llenar algún recipiente con agua de mar y esparcirla por los rincones de la casa, para ahuyentar los malos espíritus y dejar paso a los buenos. Siempre me pareció una costumbre hermosa, divertida y muy inocente. Todos los niños disfrutábamos con ese toque de magia.

Os dejo un regalo. Como todos los conjuros de amor de San Juan, deben leerse frente al fuego, después quemarse, y después besar a alguien (bueno, esta parte no tiene porqué, pero lo hace bastante más divertido). Después, por supuesto, tendrás que saltar la hoguera.

Dile al amor,
cuando lo tengas de frente,
que ya no salga corriendo,
ni se vaya, de repente,
ni se agazape debajo,
de un sexo intrascendente,
ni se disfrace de extraño,
ni de amistad complaciente,
ni se libere de trabas,
a la par que ríe y miente,
que ya no le tengo miedo.
Que venga,
si es valiente.

Feliz Solsticio, queridos fantasmas.

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Mi tiempo

A veces, me parece estar oyendo los segundos, dentro de mí.

Otras veces, caprichosos, siguen la cadencia de mis pensamientos, que es bastante insensata, y terminan construyendo una pequeña torre de babel, que ni siquiera aguanta la palabra minuto.

Otras, se cuelan entre mis palabras, o quizás entre las tuyas, y es en estos momentos cuando se los lleva el viento, para devolverlos convertidos en algo que no reconozco, hace ya tanto que salieron de mí.

Me quedo mirando fíjamente el reloj, porque quiero capturar el instante en que se hacen humo delante de mis ojos, y yo siento que se pierden, o que me pierdo yo, dejando un vacío que no existía, antes de existir ellos.

Y cada vez se van más, y cada vez más lejos, y cada vez los busco, y me miran, perplejos, o quizás, sólo soy yo la que no lo entiendo, que nacieron para mí y murieron para ellos.

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Querido fantasma, hoy, una blogger, me hizo revivir algo que no me gustó. Esta es mi forma de conjurar al tiempo.

Besos.

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Disfrazada de mí

Esta mañana:

- Me he depilado las piernas, desde las ingles hasta el tobillo, teniendo especial cuidado detrás de las rodillas, que siempre queda algún vello anarquista.
- Me he rasurado el sexo, porque me gusta suave, porque me gusta tocarlo así. Porque me gusta que me lo toques.
- Me he depilado las axilas, porque me gusta acariciarlas, porque me gusta el hueco que forman en el que cabe justo un beso.
- Me he duchado con cuidado. Me he puesto crema. Me he perfumado de Armani.
- Me he acondicionado el pelo, me lo he peinado con mimo, ahora parezco más yo.
- He escogido el tono de sombra de ojos a juego con el vestido de verano verde que iba a ponerme. Un tanto brillante (un adjetivo contradictorio para una sombra de ojos), porque es verano, y en el verano me gusta un delicado toque de brillo en mis ojos.
- Me he puesto colorete en los pómulos. A juego con mi tono de piel, por supuesto.
- Me he puesto mi vestido. Entallado, aunque no ajustado. Sugerente, nunca evidente. Por supuesto sin ropa interior. Porque me gusta saber que estaré en una reunión de ejecutivos en la que quizás se manejen cifras importantes y yo estaré desnuda, desnuda debajo de un sutil vestido de verano.
- Me he puesto unos tacones de aguja. Nuevos, los estreno hoy. Son negros, de tiras finas y llevan una mariposa de brillantes falsos blancos, justo en el empeine.
- Me he puesto mi conjunto de pendientes y collar de cristales verdes combinados con color plata. Como la mariposa.

Y ahora, disfrazada de mí, salgo a la vida.

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A ti que sabes quién eres

- Entonces, cuando quedamos?
- El viernes es cuando mejor me viene.
- Vale, el viernes entonces.
- Oye?
- Si?
- Se viene follada de casa o se folla allí?
- Se folla allí.

Los viernes son nuestros.
Como un remanso en medio del bullicio. Como un tiempo de más, creado, en exclusiva para las dos.

- Me gusta que me cocines.
- A mí me gusta hacerlo.
- Me parece que lo haces bien.
- A mí me parece que ya estás tardando, y la cama se enfría.

Y entonces, inevitablemente, te cojo de la mano. Y no pierdo el tiempo que no tengo.

- Nunca te han dicho que el desnudar a alguien es un placer?
- A mí me interesa sobretodo, el resultado.

Y ambas, sabemos que llegará el siguiente viernes. Y que volverá a ser, para ti y para mí.

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- Oye, si quieres, podemos quedar para algo normal, no sé, cine, pasear...

- Antes de conocerte a ti, es lo que hubiera esperado. Ahora ya, a quién le interesa la normalidad?

Besos a ti.


Y también a vosotros, queridos fantasmas.

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Sexo... acompañado

Sexo libre.
Sexo débil.
Sexo a oscuras.
Sexo a solas.
Sexo impaciente.
Sexo complaciente.
Sexo distante.
Sexo frío.
Sexo caliente.
Sexo adolescente.
Sexo maduro.
Sexo ambiguo.
Sexo incierto.
Sexo pobre.
Sexo rico.
Sexo hedonista.
Sexo masoquista.
Sexo desafiante.
Sexo itinerante.
Sexo cotidiano.
Sexo insano.



Porqué será, queridos fantasmas, que nos interesa tanto, tanto, el sexo?

Besos, Dulce.

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Cosas que se pueden tener

- Los ojos: Pueden ser bonitos, brillantes, expresivos. Pueden ser grandes y pueden abrazarte cuando te miran. Pueden ser pequeños, huidizos, esquivos. Pueden ser tristes. Pueden ser viejos, y entonces te cuentan su vida. Pueden ser niños, y entonces te cuestionan la tuya.
- Los labios: Pueden ser grandes, generosos y osados. Salir de la boca provocadores y parecer que te besan. Y tu les hablarás a ellos, en lugar de hablarle al dueño, porque te gusta cuando se mueven para ti y te parece que bailan. También pueden ser pequeños. Pueden ser tímidos. Y pueden ser viejos. Y entonces te hablarán de sonrisas, de las muchas palabras dichas, y también de las calladas.
- El cuerpo: Puede ser delgado. Puede ser atlético y parecer que saldrá corriendo. Y que no te dará tiempo apenas a mirarle, y se habrá ido. Puede ser rotundo. Y entonces, si te da tiempo a abrazarle, se quedará contigo.
- La vida: Puede ser larga, misteriosa, fácil o dificil, o corta, o fea, o bonita o triste.
- .
- .
- .
- .
- Nada: Y entonces, ni siquiera el ser anodino te hace excepcional.


Besos, querido y original fantasma.

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Modelos de (Parte 3)

Marian y Jose:

- Creo que eres la única mujer heterosexual de la fiesta.
- Eso pensaba yo en estos momentos.
- Qué me decías de tu novio?
- No te lo decía. Pero, puestos a hablar, él es… diferente.
- Uf, pues anda que no hay gente diferente.
- Él es más diferente.
- Tiene dos penes.
- Más bien ninguno. Es transexual. Vamos, un tío completo, salvo que, lo que es el sexo, pues no. Porque aún no está muy desarrollado eso del cambio de mujer a hombre y yo no quiero que lo hagan un desgraciao.
- A ver, puedo….?
- Sí, mujer, con confianza.
- Que, digo yo, que tú, cuando tienes sexo con él, pues… vamos, que haces lo que yo hago, es que no encuentro cómo decirtelo.
- Sí, básicamente.
- Ah. Oye, puedo preguntarte, algo indiscreto?
- Lo que quieras.
- Te lo harías con alguna de las chicas de la fiesta.
- Para nada. Yo soy heterosexual.


Después me quedé pensando. Quizás las palabras heterosexual y homosexual se hayan quedado pequeñas para lo que nos ha tocado vivir.

Qué piensas tú, querido fantasma?

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Modelos de (Parte 2)

Alejandra y Mario:

Estabamos desnudas.
Yo jugueteaba dibujando con un dedo el contorno de su pubis. Llevaba un tatuaje de esos que llegan hasta el vientre y lo separan de él, o lo unen, según se vea, justo en el monte de venus.
- Creo que podríamos decir que le estás siendo infiel, no te parece?
- Ni mucho menos.
- Pues tú dirás.
- Llevamos juntos toda la vida. Yo me casé con 15 años. Un buen día, hace ya muchos años también, él me confesó una infidelidad.
Yo me sentí muy herida. Me enfadé. Lloré días enteros. Me sentí traicionada. Nunca me planteé dejarlo. Nos habíamos casado para toda la vida. Entonces, un día, me sorprendí a mí misma diciéndole: “lo que me ha sentado peor es que no la hayas compartido conmigo”.
Han pasado muchas cosas desde aquel día. Compartimos amantes. Compartimos juegos. Tenemos amigos con los que tenemos sexo. Él siempre ha sido heterosexual. Yo, me considero bisexual. A él le gusta verme disfrutar con una mujer.
- Pues no lo veo por aquí. Por cierto, todo un detalle, gracias.
Alejandra sonrió.
- No, no siempre lo hacemos juntos. Aunque, si yo voy a estar con alguien, sin él, debe ser una mujer. Si fuera con un hombre, sería considerado una infidelidad.
- Y él? Está con mujeres sin estar contigo? Sospechas que esté con algún hombre?
- No. Él no es tan sexual como yo. Tiene suficiente con nuestro sexo compartido. Con nuestros amigos y conmigo. No me gustaría que estuviera con una mujer a solas. También yo consideraría una infidelidad eso. Que esté con un hombre? Lo dudo. Ha tenido muchas posibilidades con nuestros amigos y no le ha interesado lo más mínimo. Que no sé lo que hace cuando se va de viaje? Claro que no lo sé. Igual que él no sabe lo que hago yo. Nuestra relación se basa en la confianza y en la seguridad de que nos queremos, y que estaremos juntos siempre. Ya tuvimos suficiente con una confesión. Nuestra libertad se da por supuesta.
- Así que no le contarás que has follado conmigo.
Alejandra volvió a sonreir.
- Quizás lo huela en mi piel.
E hizo lo posible para llevarse impregnado mi olor.

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Querido fantasma: Te sientes identificado con Mario?. Te has sentido alguna vez como Alejandra?. Y como yo?

Besos.

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Modelos de (Parte 1)

Ana y Pepe:

- Pues mi marido es un buen amante.
- Y yo no tengo el más mínimo interés en corroborarlo.
- No entiendo porqué te pones así, no te tocaría si tú no quieres.
- Por supuesto, porque no compartiré cama ni amante con él.
- Qué pasa, no te fías de mí?
- Y si te digo que no me va la peli? Oye, qué te parecería quedar tú y yo a solas?
- Pero, por quien me tomas?
- Pregunta comprometida donde las haya.
- Yo no sería nunca infiel a mi marido.

Mónica y Esther:

- Habéis deseado alguna vez alguien que no fuera ella? Os lo haríais con otra persona?
Mónica y Esther llevan juntas desde niñas. No, no han estado con nadie más. Hay preguntas que necesitan sus prolegómenos. Esta es una de ellas. En condiciones normales, si yo quiero una respuesta sincera a esa pregunta, no quedaría con los dos miembros de la pareja, sino con uno de ellos, no preguntaría por otra persona en general, sino que me acercaría, provocaría una situación confusa, y preguntaría si se lo haría conmigo. Y no escucharía sus palabras, porque la respuesta de esta pregunta, así formulada, la dan los labios, que se humedecen, la pupila, que se dilata, los pezones, que se ponen erectos, y las mejillas, que se enrojecen. O no, claro.
- Pues, bueno, llevamos muchos años juntas. Quizás alguna vez lo hemos pensado. Pero eso no cabe en nuestra relación. Somos fieles, la una con la otra y nadie más. Al menos, hasta hoy, ha sido así. Mañana… quién sabe mañana.

Juan y Carlos:

- Me voy a casar, amor, te lo he dicho?
- Con la chica con la que te has morreado en la barra.
- No, cariño, esa es una amiga, con mi Carlos de mi corazón.
- Ah.
- Es que yo soy bisexual, no te lo había dicho?
- Además de puta, querías decir, no?
- Cómo eres, cariño. Pues, eso, que como yo soy así como dices tú, pues mi Carlos y yo lo tenemos muy clarito. Cada cual que haga lo que le salga del cuerpo, con discreción, y aquí paz y después gloria.
- Sí, a gloria ya la he visto. Y tu Carlos, ve a alguien?
- Pues, no tengo ni idea, que en eso consiste lo que te estoy contando. Bueno, yo le conozco un amigo con el que queda de vez en cuando, iran al cine, mi niña.



Continuará, por supuesto, una entrada es demasiado poco para la gran diversidad de relaciones que las personas somos capaces de establecer.
Es la tuya alguna de estas, querido fantasma?

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Hasta dónde?

- Me gusta follar contigo, pero quiero a mi novia.
- Pues qué bien, porque yo no quiero que dejes a tu novia. Bueno, hablando con propiedad, me viene dando lo mismo que dejes a tu novia, lo que no quiero es que pretendas ser la mía.
- Pero mira que eres borde. Lo peor es que me gusta y todo.
- Malo.
- Y si se entera ella?
- Pues se lo dirás tú, porque, lo que soy yo, ni la conozco, ni voy a ir por ahí contando secretos de alcoba.
- Es que llevamos muchos años juntas.
- Chica, no sé si haceros un regalo o echarte otro polvo.

La sinceridad, y esta es una verdad universal, está sobrevalorada.

Pongamoslo todo en una balanza:

1. Irene SI le cuenta a su novia que queda conmigo para follar:
- Deja de follar conmigo (mal vamos).
- Se descarga de la responsabilidad de mentirle.
- Carga con la culpabilidad de la traición.
- La novia era feliz hasta que Irene le dice “tenemos que hablar”.
- Puede pasar cualquier cosa. Que, a partir de ese momento se rompa la confianza y para siempre, que se rompa la pareja, que se enrarezca la relación…

2. Irene NO le cuenta a su novia que queda conmigo para follar:
- Sigue follando conmigo (a tener en cuenta este punto).
- Carga con la culpabilidad del engaño.

Así, a ojo de buen cubero, diría yo que voto por la opción 2.
Claro que, quizás no soy del todo objetiva.

Que piensas tú, querido fantasma?

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Qué les gusta a las mujeres

1. Que las escuchen. Que te importen sus cosas. Es complicado. A veces, no quieren que les des soluciones, porque, eso ya lo saben hacer ellas, les basta con sentirse comprendidas.

2. Sentirse queridas. Cada cual se siente querida de una forma distinta. Es todo un reto averiguar cuál es la forma en la que cada cuál necesita sentirse querida. Para algunas puede ser el contacto físico, para otras, que recuerdes las fechas importantes, o que le regales flores… tan diverso como las personas.

3. La estabilidad. Es una constante. Quizás sea una reminiscencia del tiempo de las cabernas, no sé. Es algo tan importante que, a veces, pasan por alto las demás cosas por tener esta.


Hablemos de sexo:

1. Les gusta que su amante sea dulce. Aunque sea una relación esporádica. Si no hay amor, al menos, cariño.

2. El juego. El previo antes de tocar el sexo. Los besos. La seducción.

3. Les encanta el sexo oral. Sin duda. Una curiosidad al respecto: Aunque a todas ellas les gusta que se lo hagan, hay alguna que siente aprensión por hacerlo, y, de hecho, no lo hace (ya, también a mí me pareció que limitaba bastante las alternativas).

Cada mujer tiene su ritmo. Ser buena amante consiste en entender el ritmo de cada mujer y hacerlo tuyo.


Apunte: Lo normal es que las mujeres no quieran saber nada del sexo anal. Por? No sé. Quizás lo tengan relacionado al sexo heterosexual. Si es que tiene lugar, será con el tiempo y la confianza, nunca antes.


Querido fantasma, te sientes retratada? qué piensas tú?

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Porqué las nordicas tienen pluma

Un día, mientras paseaba por el bosque, un principe mago vió a la mujer más bonita que pudiera imaginar.
Era rubia, de pelo largo, ojos azules, talle esbelto, andar sugerente y mirada inocente.
Inmediatamente, quedó prendado de ella.
Como los príncipes son muy suyos para estas cosas, en lugar de un polvo o muchos, que era lo que le pedía el cuerpo, le pidió matrimonio.
Ella, Ingrid, le miró con la más evocadora de las miradas, se arrodilló delante de él (cosa que él agradeció, porque le dejaba una bonita vista de su escote), y le pidió que la perdonase, pero que no podía ser de él, porque ya se había entregado a su gran amor, Gretel, y vivían juntas en el bosque amándose todos los días y todas las noches.
Él, aunque en principio se sintió airado, pensó que lo más cerca del cielo que estaría sería entre estas dos mujeres (caso que Gretel fuera, al menos, la mitad de hermosa que Ingrid), y así se lo propuso a Ingrid.
Ella se enfadó mucho, le dijo “contigo no, bicho”, bueno, otro clásico.
Así que él, como era mago además de príncipe (y de tío), le echó una maldición (extensiva a todas las mujeres de esos lares que no quisieran follar con él), y, desde entonces, las mujeres alemanas en particular, las nórdicas en general, parecen la carcelera de una peli X de serie B.
Es lo que viene siendo una lacra histórica, o daños colaterales, depende de con quién hablemos. Una pena, vamos.

Besos, fantasmas de internet.

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Tu espacio

Queridos internautas:

Abrí este blog para oiros (leeros) y ser oída (leída). He sido leída, el contador de visitas lo corrobora, pero, leeros, os he leído poco.

Así que hoy, esta entrada, es un espacio abierto a ti.

A ti seas como seas. Me interesas.

Quiero saber qué te gusta. De qué quieres hablar. Qué no te gusta. Y qué te deja totalmente indiferente.

Sería interesante que este fuera un espacio abierto a todos. Lo pensé así. Me gustaría que me ayudaras a hacerlo.

Querido fantasma, en tus manos está.

Besos.

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Bella

Una vez, cuando te abandonaste al sueño,
te abandonaste a mí, sin saberlo.
Y yo, te miré sin dueño, y te entendí regalo,
y te disfruté entera, sabiendo que,
con la vigilia, volverías a ser tuya,
tuya, y de nadie.
Creo que me gustó lo prohibido
de tu cuerpo sin voluntad,
sin otra que no fuera tu sueño, y la mía.
Quizás soñaste conmigo, mientras yo
insomne y sonámbula,
sólo soñaba
con dormir contigo.

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