El niño de dios (III)
>> martes, 8 de septiembre de 2009
Era de noche y llovía.
Él piensa que no lo vió nadie. Tiene razón. Yo no soy nadie.
Por la mañana, cuando la niña salió al baño de detrás de casa, volvió gritando y llorando. Yo pensé que habría discutido con su padre. Pero su padre estaba en el salón tomándose el café y no habían tenido tiempo de verse.
Está muerto, gritaba, muerto.
La niña salió a la calle, en pijama, con la cara descompuesta. Gritaba como una loca, y de loca llevaba el pelo y la mirada. Abría las manos queriendo coger el aire y las cerraba queriendo atrapar la vida entre ellas. La vida de él, que se le había escurrido, como pez de río.
Está muerto, gritaba, muerto.
Su vientre hinchado se movía como con vida propia, como si el niño también hubiera visto a su padre y supiera que ya nunca lo conocería.
Yo lo veía todo desde la ventana, porque no me atrevía a salir. Pensé que lo mejor era decir que yo no sabía nada, que no había visto nada. Como toda la vida. Como ha sido mi vida desde que estoy con él.
- No te disgustes, hija, a ver si le va a pasar algo al niño.
Pienso que mi príncipe vería el mundo con sus dos ojos, si esa noche a su padre no se le hubiera escapado la vida, como pez de río.
6 comentarios :
otra vez...viejo cabr....!!! excelente relato...aquí ando enganchada.
Besitos.
Vaya, ya veo que está teniendo aceptación.
Creo que voy a terminar haciéndolo por entregas, de vez en cuando, y seguir un poco la pista a esta historia.
Besos, guapa.
Hay basuras que no merecen otro fin... aunque, por ética, cueste admitirlo.
Breves y contundentes estos relatos. Cargados de fuerza. Justo lo necesario.
abrazos!
Te animo a que lo continúes como serial. Esa madre prematura, su hijo y el abuelo dan mucho juego.
Saludos
DESCANSE EN PAZ...............
Neo: Muchas gracias.
Tomas: A ver por dónde sale la historia.
Alejandra: Ya veo que te has puesto al día, ya ;-)
Besos, chicos.
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