Letras en el Sahara, nace en la red y desemboca en el desierto

Ascenso

>>  domingo, 10 de octubre de 2010




Me han ascendido. De calle. En la piscina, claro.

Empecé hace un mes, en la calle de los abuelos artríticos. Hay que ver cuántos abuelos artríticos van a nadar a la piscina. Da un poco de miedo. En mi ignorancia, cuando empecé, esperaba que, al chocarme descuidadamente con alguien, ese alguien pudiera ser una guapa sirena tipo nadadora de sincronizada, que son muy monas.

Tal y como están las cosas, pensé que mejor no me chocaba con nadie, que lo mismo me llevaba la dentadura postiza enganchada en el bañador.

Me di prisa en nadar, mucha prisa, y la monitora, que era avispada, debió notar que no se me iba a romper la cadera ni nada de nada, porque hay cosas que no se contagian, doy fe, decidió mudarme a otra calle más movidita. Digo movidita de rápida, porque, de “Ay que me ha dado un tirón”, “Ay que se me ha salido el brazo”, en eso la calle de los abus se llevaba la palma.

Así que, en un par de semanas estaba yo de lo más orgullosa, había conseguido todo un mito: rebasar la barrera de la tercera edad. Bueno, no sé si cuando hablan de eso se refieren exactamente a lo mismo. Pero, a mí, me seguía pareciendo genial.

En mi nueva calle, tampoco estaba Gemma Mengual, qué le íbamos a hacer. Había un par de jóvenes, claro que, mi percepción de la juventud había quedado alterada con la experiencia de la primera calle, y pasó a ser “persona menor de 50”. Estos, en el peor de los casos, podrían intentar ligar contigo. No era tan malo, seamos objetivos, como dejarte la dentadura pegada en un descuido, aunque tampoco era mi idea de un día perfecto.

Así que “naduve”, “naduve”, esperando un milagro.

La semana pasada, mi monitora de dio la buena noticia. “Candela, pasas de calle. Creo que esta es lenta para ti.” “Gracias”, mientras sonreía yo, y sonreía menos el jovencito (de 50) que intentaba ligarme en las dos semanas que llevaba en la calle.

En mi nueva calle está Gemma. Se llama Olga. Debe tener 17. No me dio tiempo a ver si era guapa o fea. Y digo no me dio tiempo porque, aún no he sacado la mano del agua y la niña ha ido, vuelto, y pide más para no aburrirse. Yo, llego sin aliento al final de la piscina, y sólo alcanzo a decir: “no, sigue tú, que vas más rápido”. Y sigue, vaya si sigue. Creo que va dopada. Voy a chivárselo al monitor a ver si le hacen un análisis o algo. A lo mejor, realmente, no nada, sino que corre por encima de los corchos, y, los demás, como ya tenemos bastante con lo nuestro, ni lo notamos ni nada.

La odio.

Me voy a volver a la calle de los abus, donde yo era “la niña”.

Que relativo es todo en esta vida.

10 comentarios :

Mariola 10 de octubre de 2010, 20:10  

Me he meado literalmente en las bragas!! joíaa!! qué risa!!!
Qué jartá de reír me pegao!! :D


Bueno, tengo que decir que ya venía medio meada tras leerte en mi blog. Cuánta razón tienes!! cómo me conoces!!
Yo necesito rajar mucho, qué le vamos a hacer...

No he ido a Sevilla porque no me has invitado, porque el 11S estuve por allí en la boda de mi primo, y nos podíamos haber tomado algo.

Bueno, cuando tenga tema para rajar vuelvo, que aquí me desahogo divinamente.

Besito

Candela. 10 de octubre de 2010, 21:07  

Creo que muchos abuelos no se dan cuenta de que lo que quieren hacer, en verdad, no deberian hacerlo. A lo mejor un dia yo me convierto en una abuela asi (con lo que me gusta mover el culo, casi seguro), pero me jode encontrarme a estos seres en vacaciones, cuando uno intenta buenamente subir en espiral 299 escolenes de nom as de medio metro de altura y te encuentras a la abuelita con el andador, culo dde ballena a mitad de camino y te tienes que amoldar a su paso. ¿A donde vas 299 escalones con un andador???? (veridico, me pasó en Stirling) No eran 299 sino 246, pal caso

Javier Sanz 10 de octubre de 2010, 21:15  

Ya sabes Candela... hay que elegir: cabeza de ratón o cola de león.
Y como todo es relativo, creo que tú puedes ser siempre "cabeza de león".

Con la natación se te va a poner un tipín que...

Un beso guapa.

La sonrisa de Hiperion 11 de octubre de 2010, 10:56  

Todo es relativo, por el deseo, las sensaciones son todas tan distintas, como distintos somos todos...

Saludos y un abrazo.

Anónimo ,  11 de octubre de 2010, 16:04  

jajajajjajajajaja.... xD
Eso, eso... ¡a nadar! ¡a nadar!
Me parto de risa xD

AD 12 de octubre de 2010, 1:11  

lol, muy bueno el post : )

Neogeminis Mónica Frau 12 de octubre de 2010, 5:02  

jajajjaa...detalles más, detalles menos, nos pasa a todos!...
(aún recuerdo cómo dolió la primera vez que me dijeron: señora!)

Un abrazo.

Zayi Hernández 12 de octubre de 2010, 22:05  

me has regalado unas buenas carcajadas. Creías que no podías estar peor? tóma ya!...jajaja, los abu tampoco son tan malos.
Un besito, linda.

Candela 24 de octubre de 2010, 18:12  

Mariola: Si te pasas por sevilla, avisa, y nos echamos un café.

Candela: Alter ego, yo, a estas alturas, me siento bastante identificada con la abuela del andador. Debe ser que, después de todo, sí que se contagia algo en la calle de los abus.

Javier: Ya, si yo pensaba en lo del tipín de la gente que nada. Creo que me he equivocado de piscina, y.. que prefiero a la gente vestida.

Hiperión: No te creas, a todas esas abus las veo bastante iguales. Será cosa mía, será.

Alury: Sí. Creo que me prepararé los paralímpicos, que aún hay plazas.

Esperada :-)

AD: Muy bueno que te pases por aquí :-)

Neo: Me acuerdo muy bien la primera vez que me llamaron señora. Era un cajero imberbe del mercadona. Todo educado él. Me dice "Señora....?". Lo que vino detrás no sé, yo sólo oí el "Señora". Le respondí: "mira, tú te creerás que lo estás haciendo genial, pero, me acabas de dar una patada en el estómago". El chico no sabía de qué color ponerse. Y yo cogí mis bolsas y me fuí muy digna.

Zayi: Los abus son encantadores.

Besitos a todos, queridos fantasmas.

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